martes, julio 15

Cuento: El joven dios.


Había un universo habitado por Dioses, uno de ellos era muy joven de edad pero con grandes y sinceras intenciones. Por esto le dieron un gran poder, para que su corta experiencia se fuera ampliando y así cada vez se haría más grande y sabio. Para ello le concedieron un mundo que el mismo gobernaría con leyes invisibles, tendría que ir haciendo las cosas lo mejor que pudiera y aprendiendo poco a poco.

El joven dios tenia un gran corazón, así que lo primero que hizo para que todas las personas de su mundo tuvieran una felicidad total, fue crear una ley en la cual todo lo que desearan lo tendrían inmediatamente. Todos los habitantes de este mundo eran felices, vivían con todo lo que deseaban, si les apetecía una comida en especial, la tenían en el momento. Si querían estar en la orilla de una playa, enseguida se encontraban allí. Que querían tener un gran físico y ser muy guapos, su cuerpo se modelaba y eran guapos. Si querían tener dinero y joyas, al momento eran ricos. Todos sus deseos se cumplían en el acto, que felices eran.

Al principio todo era bonito, que alegres y bien vivían, pero poco a poco todo fue cambiando. La gente empezó a perder el interés por las cosas, ya no disfrutaban como al principio, ya nada les causaba alegría. La gente seguía desilusionándose, decayendo cada vez más. Salían pegas por todo, se iban echando culpas los unos a los otros por cosas sin sentido. Tenían tal dejadez y desgana, que ese mundo fue dejándose hasta morir.

El joven dios al ver lo que había sucedió se preguntaba”: ¿Cómo pudo ser que estuvieran así? Tristes y desganados, si les di todo para que tuvieran felicidad absoluta. No se lo explicaba, les había concedido lo mejor que él creía que podía ofrecerles y habían acabado destruyéndose ellos mismos. Tras pensarlo y repasar todo lo que había pasado, se dio cuenta, estaba claro. Todo lo que les apetecía lo tenían y así lo bueno va perdiendo su fuerza, para ir cambiando a lo normal, lo de siempre. Les faltaba estimulo, les faltaba motivación, necesitaban contrastes, lo bueno al ser tan continuo perdió su valor e interés. Era como escribir con una tiza blanca sobre una pizarra blanca, no tenia fuerza lo que se escribía pues al no ver ningún contraste se perdía. Es diferente cuando con una tiza blanca se escribe en una pizarra negra, la letra coge fuerza y resalta ante el fondo, ganado en importancia. Así la gente totalmente desmotivado no puso empeño en moverse, en ganarse las cosas, valorándolas después del esfuerzo y creciendo con la experiencia de la acción.




Para intentar enmendar su error empezaría de cero, este nuevo mundo seria totalmente opuesto al anterior. Ahora lo haría con sufrimiento para todos, así tendrían que moverse y no se encantarían perdiendo el gusto por lo bueno. Paso entonces que todo el mundo estaba siempre triste, volvían a no tener ilusión por las cosas, siempre se enfadaban y discutían. Era incluso peor que el anterior y con mayor rapidez murió también.

El joven dios volvió a reflexionar con los nuevos datos y vio que este mundo había sido demasiado contrario al otro, se había ido de un extremo al otro.

Ahora haré un mundo donde no sea ni todo bueno, ni todo malo. La mitad de las personas serian felices y la otra mitad serán desdichados, así haber si se desarrollan y crecen. Con el paso del tiempo las personas que eran felices, se hicieron soberbias y vanidosas, creían que estaban por encima de todos los demás, desinteresadas por todas las personas excepto por ellas mismas. Les faltaba la humildad y solo se sentían bien cuando las personas desdichadas les miraban con envidia, entonces se sentían grandes, superiores, admirados, esto les gustaba. Pero esto no era felicidad, poco a poco se iban oscureciendo, queriendo siempre más para aparentar y no perder ni un ápice de su forma de vida. A los desdichados también les fue mal, se sentían muy desgraciados y le echaban la culpa de todos sus males y desgracias a los ricos, por su felicidad aparente, la vida para ellos era injusta, unos tanto y otros tan poco, no esperaban ya nada de nadie. Hubo guerras, los unos volcaban la culpa a los otros, nadie aceptaba su propia responsabilidad de cambiar. Así ese mundo también desapareció.

Después de este nuevo fracaso, el joven dios iba ganando en experiencia y no se derrumbaba, sabiendo que si no repetía los errores y aprendía de ellos, con voluntad y paciencia, al final conseguiría lo que quería. Así que con los datos que tenia ahora, volvió a intentarlo.

En este mundo habría personas felices y personas desdichadas, aunque no siempre serian los mismos. Todos tendrían días felices, otros medios y otros desdichados, en una forma circular, irían hacia arriba y hacia abajo, en ciclos, nadie seria ni totalmente feliz, ni totalmente desdichado. Habrá puntos extremos, variantes, contraste, todos en continuo movimiento. Las personas de este mundo al vivir de esta manera, empezaron a darse cuenta de sus diferentes y cambiantes estados de ánimo, estaban contentos a veces y otras tristes, arriba y abajo. Por esta causa sucedió algo muy hermoso.



Las personas que esos días estaban pletoritas y felices, se sentían fuertes y capaces de cualquier cosa en esos momentos, pero como también sufrían a veces, comprendían a aquellos que en esos momentos lo estaban pasando mal, sabían que se sentían desgraciados y al verlos sufrir, recordaban el miedo, el dolor y la tensión que vivían cuando ellos estaban de esta manera, ayudándoles, en ese estado de gran visión y claridad, les aportaban confianza y serenidad. Incluso si la persona que estaba mal en ese momento insultaba a la persona que estaba bien y feliz, esta no se ofendía, sin sentirse agredida ni atacada, el problema lo lleva la otra persona, pues sabia que lo hacia desde el bloqueo interno causado por la tensión y el dolor, que no tenia la capacidad de pensar con claridad que es tan necesaria para actuar de forma correcta, sabían que no eran capaces de hacerlo mejor. Así además de no enfadarse perdiendo ese estado de alegría, dentro de ellas iba creciendo un sentimiento de afinidad, unión, tolerancia y comprensión que les llenaba de “amor”.

Al estar los estados de ánimo en continuo movimiento, las personas cuando estaban felices ayudaban, y otras veces esas mismas personas se sentían desgraciadas, pero siempre tenían al lado una persona ayudándoles a pasar ese maltrecho, ese estado desagradable. Muchas eran las veces que esta persona que le ayudaba, había sido ayudada por la misma persona que ahora lo estaba pasando mal, cambiando constantemente de ayudar a ayudado, pasando por las dos caras de la moneda. De esta manera iban también aprendiendo una cosa muy importante, a dejarse ayudar, recibiendo fuerza y optimismo, agradeciendo la intención de la otra persona para que uno sea feliz. Al ir observándose al pasar por todos los estados de dicha a tristeza, las personas iban despertando y se daban cuenta de algo muy importante: Dar cuando sé esta bien y abrirte a recibir cuando estas mal, sabiendo que muchas veces no llegamos hasta donde queremos, no somos capaces de mas, necesitando de otras personas.

En este ambiente de contrastes, en continuo movimiento, las personas se dieron cuenta de una gran verdad: “ Las demás personas somos nosotros, y nosotros somos las demás personas. Por que siempre lo mismo que les pasa a ellos, nos pasa también a nosotros, y a nosotros nos pasa lo que les pasa a ellos. En mayor o menor medida, algunos en un grado mayor y en otros menor, pero sufrimos, amamos, reímos, lloramos... todos, por diferentes causas vale, pero esos sentimientos se generan dentro todos de nosotros. Debemos ser conscientes y darnos cuenta, que tanto ellos como nosotros, somos iguales y nos hacemos falta para vivir.” Así aprendían, observando a los demás se veían a ellos mismos y poniendo atención en las emociones y pensamientos propios, veían a los demás. Conociéndose cada vez mas fueron creciendo ganando en experiencia, comprensión y amor.
Había tal unión que este mundo siguió creciendo, floreciendo, siendo cada vez más hermoso y alegre. Las personas habían ganado sabiduría y comprendieron que todo lo que les sucedía era necesario, que todo esta en movimiento, todo viene y pasa. Se dieron cuenta que la felicidad se trabaja siempre, día a día, aceptando las cosas que nos pasan y sacando el máximo partido de ellas, disfrutando todo como un regalo, aprendiendo, VIVIENDO.

Aquí en este mundo es donde nuestro pequeño dios creció en experiencia, aprendiendo a través de las situaciones que creaban los humanos, a través del dolor, de la alegría, a traves del compartir todos los estados de ánimo. Con los contrastes, viendo que lo que parece malo se convierte en bueno, y otras veces ocurre que lo bueno te lleva a lo malo, en constante movimiento, aprendiendo a no poner etiquetas a las cosas. Así es como se convirtió en un gran dios, sabio y lleno de amor.

“Lo había conseguido”


Comentario:

Una persona con un pensamiento negativo puede cruzarse con diez personas y transmitirlo, estas a su vez pueden cruzarse con otras diez persona cada una y seguir transmitiéndolo, así sucesivamente. En el mismo día la vibración negativa de una persona puede llegar a cientos de personas, haciendo que estas tengan un mal día. Esto mismo lo puede hacer una persona con un pensamiento positivo, transmitiendo esta vibración a cientos de personas, consiguiendo llevar un día agradable a todas ellas. Pienso que este es el camino para conseguir un mundo mejor, empieza por la paz y alegría en uno mismo.

Imaginaros que tenéis un buen día, de repente aparece una persona con sus preocupaciones y problemas personales. De repente se comporta o dice algo que no os resulta agradable. En este momento tenéis la oportunidad de decidir:

1. Sentirse agredido y atacado por su forma de comportarse y hablar. Entonces gritarle, insultarle y discutir con él, poniéndose a su misma altura, recibiendo su vibración negativa de conflicto. Vuestro día se ha vuelto tenso y conflictivo.
2. Darse cuenta de que el problema de esa persona no va contigo, su bloqueo y rigidez mental, allí donde va los lleva, a la panadería, en el trabajo, con la familia... Recuerda cuando algo te hace enfadar, como pierdes la claridad de pensamiento, el único punto de vista es el tuyo y no puedes entender nada mas, te ha pasado muchas veces y seguirá pasando. Entonces lo comprendes e intentas quitarle leña a conflicto, hablándole con serenidad, intentando ayudar, intentando arrancarle una sonrisa que le quite gravedad al asunto, sin forzar la situación. Cuando logras que esa persona no solo no te transmita su tensión, sino que eres capaz de ayudarle, dándole tranquilidad y bienestar, entonces has hecho magia, transmutando el dolor en alegría. Si no puedes conseguir esto, intenta al menos que no te haga daño y déjalo pasar, que siga su camino sin que te afecte, pues igual no es el momento.

Si viniera un toro te pondrías en medio dejando que te golpeara con su fuerza o seria mejor moverse a un lado, hacerle un pase de derecha, luego otro de izquierda, controlando la situación, utilizando la inteligencia y el corazón, eso es arte. En las relaciones con las personas debemos ser artistas, creando belleza y armonía.

Cuando escribí este cuento me preguntaba por que nuestro mundo no podía ser igual que el ultimo mundo del cuento, entonces los observé y me di cuenta de que realmente si son los mismos. Lo que ocurre es que cada persona lleva un camino evolutivo, un ritmo personal de aprendizaje. Debemos dejar claro la diferencia entre entender, que se queda en el nivel mental únicamente, y comprender, que ocurre cuando esa experiencia tu también la has sentido. No es lo mismo que te expliquen lo que duele tener piedras en el riñón, ha haberlo vivido uno en propia experiencia. Cada vez hay mas personas con la capacidad de comprender las situaciones en las que se encuentran los demás, entonces se realiza una unión entre ellos, creando lazos de afinidad, cuando más experiencias y situaciones has vivido de forma consciente, mayor comprensión se puede tener. Esto es la autentica sabiduría y es la fuente del amor universal.




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Escrito por Sergio.
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