viernes, junio 19

La escalera del conocimiento

Nuestro estado emocional nos indica constantemente si estamos bien o mal, cuando nos encontramos mal, con tristeza, angustia, miedo, tensión, euforia… es un indicativo de que en nosotros algo no es correcto, hay algo que tenemos que trabajar.
En este punto, cuando uno esta mal, es importante seguir una serie de pasos con el fin de volver a nuestro sendero interno, nuestro estado natural de salud, de estar bien, de verdad y claridad.

1- Lo primero y más importante es darse cuenta.
Para cambiar cualquier cosa lo primero es darse cuenta que existe un conflicto, aquí hay que ver que ya no se esta es el sendero, que estamos sufriendo. Para darnos cuenta que estamos mal podemos utilizar la observación, si tu cuerpo esta tenso, tu respiración entrecortada y rápida, tu mente piensa a mucha velocidad, amontonándose las palabras y en tus emociones hay rabia, dolor, sufrimiento tensión... si ocurre todo o parte de esto, es que estas fuera del sendero, fuera de ti. Si no estamos atentos, si seguimos metidos en pensamientos de rabia y rencor, cada vez nos alejaremos mas del sendero, sufriendo más a medida que le echamos mas leña, con pensamientos incorrectos, al fuego interno de la tensión y dolor. Una cosa es tener pensamientos de critica, de juicio, de ira, de dolor... y otra cosa es “darse cuenta” que se tienen pensamientos de critica, de juicio, de ira, de dolor... Al darnos cuenta nos instalamos en el observador interno, teniendo la capacidad de distanciarnos. Parece evidente que nos damos cuenta, pero no es así, a veces tardamos mucho incluso años en hacernos conscientes de que estamos mal.
De esta manera es posible que consigas deshacer ese estado inconsciente de estar mal, si no es así tendrás que seguir con el siguiente paso.

2- Lo segundo es parar y observar.
Cuando digo parar, es a todos los niveles, físico, emocional y mental. Esto podemos conseguirlo también con la ciencia del yoga, con unas técnicas obtenemos unos resultados. Respira con profundidad, sintiendo la respiración, sintiendo la energía que hay en tu cuerpo, la sensación que te produce, esto ayuda a coger espacio, y desde ahí observa con distancia sin apegarte a los pensamientos, así creamos una especie de “cortafuegos”. Es conveniente cortar por un momento el pensamiento y la emoción, cuando el proceso es complicado y largo, apóyate en las asanas y en la meditación. Muy importante es saber diferenciar entre el sentimiento interno y los pensamientos que generan, el fuego y su reflejo. No se consigue apagar un fuego echando agua sobre su reflejo, hay que buscar el fuego y arrojar el agua sobre el. Lo mismo nos pasa a nosotros, tenemos un dolor interno, un estimulo, una reacción a lo externo que hemos creado cada uno inconscientemente, y de él se reflejan pensamientos tensos de critica y juicio. Si le damos valor y credibilidad a estos pensamientos le damos fuerza al dolor, haciendo mayor el fuego que nos quema. Tenemos que coger una pala y escarbar, no quedarnos en la superficie, en el primer pensamiento, así iremos por debajo encontramos intolerancia, rigidez de pensamientos, necesidades inconscientes, apegos y miedos.
Llevando luz donde hay oscuridad empezamos a ver. A través del conocimiento propio se es sincero con uno mismo, percibiendo la verdad, sin disfrazarla, sin autoengaños, ya que a través de no verdades, basándonos en errores difícilmente podremos solucionar las cosas y evolucionar.
Si así no has podido deshacer ese estado inconsciente de estar mal, seguramente es algo que está arraigado en ti, si es así tendrás que seguir con el siguiente paso.

3- Lo tercero es la confianza en la vida.
Aquí se puede utilizar la devoción, comunicándonos con lo más íntimo e interno.
Es muy importante dar fuerza a un sentimiento de confianza en la vida, con toda la magia y misterio que le rodea, vivir es un gran regalo y un milagro, aprovecha la oportunidad. Desde la sinceridad exprésate, aquí tienes un ejemplo, pero lo importante es que lo crees tú, desde tu interior, desde tu sentir, con tus deseos, preocupaciones y agradecimientos.

“Padre llévame de vuelta a mi, dame visión clara para ver la verdad, fuerza par andar, paciencia para esperar y comprensión para pensar. Dame tu abrazo llenándome con todo el amor y la capacidad que necesito.
Gracias por estar aquí conmigo.”

Intenta sentir ese abrazo divino, intenta sentir la energía que se despierta en ti.

4- Lo cuarto es dirigir el camino de vuelta.
En este punto es conveniente utilizar una filosofía positiva de vida, ideas que nos van a ayudar a situarnos ante lo que nos hallamos de la mejor forma posible y buscando la verdad. Así trabajamos la actitud.
Es muy importante tener claro que no nos enfrentamos a un problema en el que nos vaya la vida, lleno de peligros, sino que tenemos ante nosotros un desafío, una oportunidad de aprender. Una bendición disfrazada, disfrazada de dolor para señalarnos un receptor que funciona de manera incorrecta dentro de nosotros, una percepción errónea, una respuesta interna automática y precondicionada, que nos causa sufrimiento. Pero sobre todo debemos tener claro que:
“Pase lo que pase, no pasa nada”.
Desde la observación distante dar la mejor respuesta, yo la llamo acción prudente, pues no te dejas llevar por el impulso rápido-automático y de forma consciente, serena, decides cual es la mejor acción a seguir. Esta pude ser dialogar, guardar silencio, escuchar, aguardar el momento oportuno, tener paciencia, observar los pasos a dar... siempre actuando con la intención de no dañar, ni dañarte, no empeorar la situación, de ayudar, de ayudarte… en definitiva de solucionar. Haciendo las cosas lo mejor que podamos, sin preocuparnos por el resultado, disfrutando y viviendo conscientemente lo que hacemos.

Si contestamos a través de la inconsciencia actuaremos con tensión, con rabia, con odio, con guerra, imaginamos y presuponemos diferentes historias que nos alteran y desequilibran, así abrimos las puertas del infierno.
Por eso cuando vengan los pensamiento, las emociones, estate atento y obsérvalas desde lejos, siendo un poquito toreros, le damos un pase y lo dejamos pasar, no es importante, que viene otra cosa, no es importante y lo dejamos pasar, no es importante. Porque como vengan los pensamientos y no estemos atentos, dándole fuerza y valor, ese toro nos pillara, y nos llevara por los aires, y nos tirara por los suelos, y nos volverá a llevar por los aires y nos volverá a tirar por los suelos.

Es inevitable que la vida venga y nos ponga el dedo en la llaga sacándonos del sendero, para indicarnos: ahí duele porque tienes cosas que aprender y solucionar. Lo bueno es que cada vez que volvemos al sendero traemos algo que antes no había: la experiencia recogida en el camino.
Cada fase de este camino de vuelta al sendero puede durar 5 segundos o toda la vida, al empezar a observar y darnos cuenta de lo que nos pasa muchas cosas se limpian de golpe dentro de nosotros. Hay sin embargo, otras que están muy ocultas, muy arraigadas y nos llevara mucho tiempo trabajarlas, pasando por fases de conocimiento, aceptación y comprensión.
En la parte vertical del escalón la vida nos parece que vaya cuesta arriba, acompañándonos sentimientos de desasosiego, pesimismo, derrota, frustración..., mientras que al alcanzar la parte horizontal del escalón, sentiremos la vida de forma fácil y sencilla, nos encontramos victoriosos, seguros y alegres.
A este ir y venir del sendero yo le llamo “escalera del conocimiento” y es como vamos ganando sabiduría. ¿Cuántos escalones quieres subir en tu vida?





Escalera del conocimiento

Marut.





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