lunes, diciembre 12

Bendición disfrazada.



Toda situación se compone de dos partes: un estimulo externo y una respuesta interna. La inconsciencia, la inseguridad y el miedo, nos hacen necesitar que la vida sea como pensamos que ha de ser. Esta actitud nos conduce a sufrir mucho, pues la vida es lo que es, no lo que nosotros queremos, “el hombre propone y Dios dispone”.

La actitud adecuada sería trabajar la respuesta interna, pues sobre esto sí que tenemos el poder para cambiarlo. Desde pequeños hemos desarrollado un abanico de respuestas, para las diferentes situaciones con las que podemos encontrarnos, estas respuestas automáticas salen sin pensar y nos dirigen, sin tener en cuenta cual sería la mejor opción para solucionar en este momento.

Cuando ocurre algo no deseado, nos alteramos, asustándonos, enfadándonos, entristeciéndonos… Es importante darle la vuelta a la situación y sacarle partido, lo que ha pasado no puedo cambiarlo, pero si la respuesta, sabiendo que esto que me está afectando es una “yaga” interna que debo de sanar para que no me escueza mas. La palabra bendición disfrazada a mi me ha servido para localizar mis yagas, situaciones donde surgían mis conflictos, pues son míos y de nadie más. Al darme cuenta de que no tengo delante un problema sino una bendición disfrazada de problema, para indicarme mi “yaga” y así poder sanarla, nos convertimos en alquimistas, trasmutado el plomo, las situaciones malas, en oro, situaciones positivas que nos ayudan a crecer.

No es lo mismo ponerse delante de un problema (que mala suerte, no tengo ganas, no quiero vivir esto…), que delante de un reto (un desafío para desarrollar mis capacidades, superarme y crecer) o sea una bendición para avanzar y no atascarme.
Todas las personas tenemos un gran número de yagas internas, mientras no las curemos, pasará como cuando tienes un corte en un dedo, que parece que todos los golpes vayan justo al corte. No es así, pero como es una zona sensible, cuando la tocamos sentimos dolor. Con las yagas internas, o sea emociones bloqueadas y pensamientos incorrectos, pasa lo mismo, pues son nuestras zonas sensibles activadas por esas situaciones que las despiertan, a esos estímulos disfrazados de problemas que son bendiciones que nos ayudan a darnos cuenta.

Ante una situación que te hace estar mal, date cuenta y repite mentalmente:”Bendición disfrazada”, despertando al alquimista que hay en ti, transmutando el plomo en oro. Cambiando una vida de sufrimientos a una vida de alegrías.

Ser felices.


Marut.

No hay comentarios: