jueves, septiembre 20

El punto de encuentro



Un cuento nos narra la historia entre un búfalo y un yak. Tenían una amistad un tanto complicada pues el yak vive en lo alto de la montaña y el búfalo en las partes más bajas. Cuando el búfalo subía a ver a su amigo le afectaba el mal de altura, mientras que cuando el yak bajaba a ver al búfalo sufría un calor insoportable y se asfixiaba por el aire. De esta manera comenzaron a tener problemas y discusiones, no querían dejar esta relación pero a la vez no querían sufrir los desagradables desplazamientos.

Se enteraron que había un sabio en la montaña que podría ayudarles y decidieron ir a visitarle. Les recibió con mucha amabilidad y le contaron lo que les sucedía.
- No os preocupéis, lo importante es que encontréis el punto de encuentro.- Les dijo el sabio.
El yak dijo rápidamente: “que sea en lo alto de la montaña”, mientras que al mismo tiempo el búfalo decía:” bajo la montaña es un buen sitio”. Los dos animales empezaron a discutir.
- No buscáis el equilibrio, no buscáis el punto de encuentro. Os propongo una cosa, que os encontréis a mitad de camino, de manera que el Yak baje hasta una altura en la que se sienta cómodo y el búfalo suba hasta donde vea que puede estar bien, sin padecer ninguno de los dos.- Contesto el sabio.
La idea gusto a los dos animales, la pusieron en práctica y de esta manera pudieron profundizar en una hermosa y duradera amistad.

Las relaciones de las personas no se diferencian mucho de la de estos dos animales. Cada persona tiene un carácter, una forma de ser y de pensar, los hay disciplinados e indisciplinados, organizados y desorganizados, estrictos y despreocupados… Al relacionarnos con los demás no queremos ceder, apegados a cómo deben de ser las cosas, pensando que como es nuestro mundo debe ser también el de los demás. La solución está en encontrar el punto de encuentro en que ambos sigan fieles a su forma de ser, sin venderse, pero a la vez pueda enriquecerse de aspectos del otro, abriéndose a escuchar y aprender. De esta manera que haya un punto medio, de equilibrio, en el que con comodidad esa relación pueda mantenerse y evolucionar, ganando los dos.

Hay una frase que dice:”Cuando tengo un amigo tuerto, lo miro de perfil”. Lo importante de la amistad no es engancharse con aquello que no me gusta, si no que aun sabiendo que eso existe, me centro en la cara más amable de esa persona, dándole fuerza a lo positivo y respetando su “forma de ser”.


Ser Felices.


Marut.


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