jueves, septiembre 20

Los cinco mejores lamentos.



El miedo mayor del ser humano es a la muerte, pero curiosamente vivimos como si nunca fuéramos a morir. Cuando una persona ve de cerca la muerte, es posible que aparezca una forma de interpretar la vida con mayor claridad, dándole valor a muchas cosas sencillas pero importantes. En estos momentos puede surgir también una profunda tristeza al darse cuenta de todo lo que no ha hecho y no ha valorado, sintiendo que se ha desperdiciado la vida.

Bronnie Ware pasó años trabajando en cuidados paliativos, atendiendo a pacientes terminales en sus últimas 12 semanas de vida y estas experiencias las plasmó en un libro titulado 'Los cinco mejores lamentos de los que van a morir'.

En el libro cuenta las confesiones sinceras de las personas que cuido en su lecho de muerte, centrándose en los cinco lamentos más comunes:

1. Ojalá hubiera vivido a mi manera Muchos se quejaban de no haber tenido el coraje de vivir una vida fiel a sí mismos, sino a lo que los demás esperan de ellos, renunciando a sus sueños e ideales. Como resultado, se conforman con una existencia mediocre y nunca llegan a ser lo que en realidad quieren ser o lo que realmente son capaces de hacer. "El origen de muchas enfermedades tiene relación con la amargura, la frustración y el resentimiento que esto conlleva", explica Ware.

2. Ojalá no hubiera trabajado tan duro Sufrían por haberse perdido la infancia de sus hijos y lamentaban no haber disfrutado más de la compañía de su pareja. Comprendieron tarde que no se debe basar la existencia en el trabajo.

3. Ojalá hubiera tenido el coraje de expresar mis sentimientos Ocultaban sus sentimientos con el fin de mantener la paz de su entorno, de esta manera no mejoraban sus relaciones y sentimientos, viviendo con miedo, rabia o tristeza.

4. Ojalá hubiera mantenido el contacto con mis amigos A veces nos sentimos tan absorbidos por nuestras propias vidas, que es como si estuviéramos atrapados y renunciamos a uno de los mayores tesoros de la vida, la amistad.

5. No he sabido ser feliz Muchos de los pacientes no se dan cuenta hasta el final de sus vidas de que la felicidad es una elección. Se quedan atascados en viejos patrones y hábitos, el miedo al cambio les convence de que están contentos con lo que tienen.

Hay una técnica para observar si esto te podría pasar. Visualiza que tienes ya una edad avanzada, ya has hecho todo lo que tenías que hacer en la vida y estás sentado en una mecedora cómodamente en tu casa. Reflexionas mirando al pasado y piensas como te hubiera gustado vivir la vida, la familia, trabajo, objetivos, amigos... ¿Corresponde eso con lo que estás haciendo?

Estas a tiempo, si no quieres lamentarte después, cambia tu vida ahora.

Sé feliz.

Marut.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Cuando me vaya me ire feliz. Porque este no es mi mundo ni mi forma de pensar. Se ve tanta Egolatria, hipocrecia, ambicion, desconsideracion, se aprecia al que a triunfado sin considerer todas las artimanas que tuvo que hacer para llegar a ese lugar. Anescrupulosos los que amasan fortunas, el mundo esta de cabeza y a nadie le importa las penurias de los desamparados. Se hacen famozos los sinverguenzas, se desprecia a la pobreza casi considrada como ser picador.

Anónimo dijo...

El mundo es lo que tu veas que es.
Puedes desarrollar odio, rencor y resentimiento y eso sera el mundo.
Puedes desarrollar Amor, Comprensión y sabiduria y eso sera el mundo.