jueves, octubre 18

Sinceridad.



Un cuento nos habla de un anciano que iba con su nieto y su borrico, al entrar en un pueblo los vecinos empezaron a murmurar sobre ellos:

- A ese le importa más el burro que su nieto, pues el chaval debe de estar cansado y no lo sube sobre el animal que va sin carga.
Al oír esto de los vecinos, el abuelo hizo a su nieto subir sobre el burrito. Al pasar por la plaza del pueblo, de nuevo un grupo de vecinos comento:
- Mirar a esos, el anciano muerto de calor y el chaval que es joven, bien cómodo sobre el burro.
El anciano, para contentar a los vecinos, decidió bajar a su nieto y subir el sobre el burro.
- Anda que menudo sin vergüenza es ese, permite que su nieto vaya andando con este calor, mientras el va bien cómodo sobre el burro.- dijeron los vecinos en la siguiente calle al verlos.
Tras estas palabras el anciano, ordeno al nieto que subiera en el burro tras él. Cuando pasaban por delante del bar, unas personas comentaron con indignación al verlos:
- Que animales son esos dos, van a matar al pobre burrito con su peso. ¡Serán bestias!
El abuelo estaba totalmente confundido, por más que hacía, nunca estaban contentos. Finalmente desesperado, decidió hasta que salieran del pueblo subir entre los dos al borrico sobre sus hombros. Al verlo los vecinos empezaron a reír y a insultarles:
- Es más listo el animal que vosotros, que torpes, el burro es el amo.
Cuando salían del pueblo atravesaron un pequeño puente, donde pasaba un rio con mucha corriente y profundidad. El animal se asusto y se movió con fuerzas sobre sus hombros, al estar ya cansados no pudieron cogerle bien, por lo que se les cayó por el borde del puente al agua, ahogándose el borrico.
Fin.


No podemos gustar a todo el mundo, cuando mas te esfuerzas y te vendes por parecer y agradar, por lo que pensaran lo demás, menos te respetan. Sobre todo es importante lo que tú piensas de ti mismo, ¿te valoras y respetas?

Dentro de las técnicas de Yoga existen los yamas, el despertar de la moral natural, uno de ellos es Satia, sinceridad. Suele confundirse con no decir mentiras, pero no es exacto, tiene que ver con ser sinceros con nosotros mismos, reconociendo quienes somos, sin intentar aparentar o vender ninguna imagen, de forma consciente o inconsciente. Esto en la sociedad que vivimos es difícil, pues le damos un valor excesivo a la imagen y a lo que pensaran lo demás de nosotros. Una cosa soy yo en profundidad, donde soy siempre el mismo, y otra soy yo en superficie, en la personalidad, donde constantemente hay cambios. La personalidad funciona activando una serie de respuestas automáticas, como un robot, ante los diferentes estímulos externos, personas o situación que se producen. Hay una pregunta muy importante que nos hace reflexionar: ¿Quién soy yo?

¿Soy el que aparece cuando estoy con mis padres o cuando estoy con mis hijos, el que sale ante mi jefe o ante mis amigos, el que sale en ambientes cultos o en medio del cachondeo…? Es normal que al basarnos en la personalidad seamos inseguros, además de estar un tanto neuróticos, pues esta cambia constantemente, creando diferentes personajes con los que funcionar, sin tener muy claro cuál de todos somos.

El trabajo está en ir trascendiendo ese yo de superficie, dependiente de los estímulos externos, para acercarse al yo profundo, donde siempre somos el mismo, donde no nos vendemos a los demás esperando su reconocimiento, su aceptación y aprobación, sin miedo a lo que puedan pensar de nosotros, donde funcionamos con honestidad y sinceridad, siendo siempre el mismo.

Ser felices.

Marut.



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