viernes, enero 3

Si el mundo se fuera a acabar…

Si como usted dice, estuviéramos amenazados de muerte, creo que la vida nos parecería repentinamente maravillosa. Piense por un momento en la multitud de proyectos, viajes, romances o estudios que nuestra vida nos oculta, invisibles por nuestra pereza que, a causa de nuestra certidumbre de futuro, los retrasa incesantemente.
No obstante, imaginemos que todas esas amenazas resultaran totalmente imposibles; ¡qué hermoso volvería a ser todo! Si el cataclismo no ocurriera esta vez, no nos perderíamos la visita a las nuevas galerías del Louvre, nos lanzaríamos a los pies de la señorita X o haríamos ese viaje a la India.
Pero si el cataclismo no sucede, no haremos ninguna de esas cosas, ya que regresaremos al corazón de la vida normal, donde la negligencia atenúa el deseo. Y aun así, no deberíamos necesitar del cataclismo para amar a la vida ahora mismo. Sería suficiente con pensar que somos humanos, y que la muerte puede llegar este mismo atardecer.

Marcel Proust, Ensayos y Artículos, 1922


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