lunes, diciembre 12

Competición




Vivimos en una sociedad competitiva, cosa que unos alientan y otros rechazan. La competición no es ni buena ni mala, todo depende desde donde se actúa. Podríamos diferenciar básicamente tres tipos de competición.

Hay un tipo de competición donde la persona no se valora y no confía en sus posibles capacidades a desarrollar. Este tipo de persona es aquella que cuando en una carrera, otro competidor le va a adelantar le pone la zancadilla, de esta manera no son superados. Son muchas las personas que tienen envidia de otros, por su dinero, su capacidades, su forma de hacer… y en vez de aprender de ellos consiguiendo de esta manera superarse, lo que hacen es criticarlos, juzgarlos y derrumbarlos, haciéndolo bajar, sin desarrollar ninguna capacidad latente. Yo tenía un amigo que si él estaba en el hospital con una pierna rota se sentía mal, pero si tú estabas en la cama de al lado con la pierna y el brazo roto, entonces se sentía bien, pues pensaba: “este está peor que yo”. Con esta actitud uno no prospera, viviendo en desgracia. “Mal de muchos consuelos de tontos”.

Otro tipo de competición serian esas personas que confían en sus capacidades y la posibilidad de desarrollarlas. Estos cuando ven un rival superior se estimulan con ese modelo, trabajando hasta conseguir mejorarse y superar al otro. Este tipo suelen conseguir lo que quiere, aunque al dedicar tanto esfuerzo en sus objetivos se pierden muchas cosas y cuando pierden lo llevan muy mal. Un ejemplo son los deportistas de elite, recuerdo a Federer cuando perdió en una final contra Nadal, lloraba en el suelo como un chiquillo lleno de angustia.

El tercer tipo de competición se basa en la confianza de uno mismo y los demás, sabiendo que la fuerza del grupo siempre es más poderosa que la de uno solo. Son aquellas personas que hacen su trabajo, mejorando cada día y ayudan al grupo “por el bien común”. Napoleón no lucho solo, tenia grades generales y soldados, Gaudí no construía solo, tenía grandes maestros de la piedra y obreros, Jesús no divulgo solo su mensaje, tenía a sus discípulos creciendo con el… Pienso que cada vez hay más empresas que no solo buscan la prosperidad de los jefes, sino también la de todos los trabajadores, creando guarderías y facilidades para ayudar e integrar a sus trabajadores en un proyecto de empresa, común y positivo para todos. Un compañero que es masajista me comentaba que estaba contratado por una empresa de pinturas unas horas fijas a la semana, para tratar a sus empleados y mejorar la salud en la espalda.

“Si quieres llegar pronto, ves solo. Si quieres llegar lejos, ves acompañado”

Un cuento nos dice que al morir Buda, fue directo al paraíso y al llegar a las puertas paro. El ángel de las puertas al ver que no entraba le dijo:
-Puedes pasar, ya te has ganado el paraíso, aquí nunca tendrás que padecer dolores ni sufrir, ya no es necesario que vuelvas a nacer, pues ya has aprendido todo lo debías de tu etapa humana.
- No voy a pasar todavía. -Contesto Buda dejando al ángel de las puertas asombrado-. No pasaré hasta que no pase el último de los hombres.
Y ahí se quedo Buda, entre la tierra y el cielo, enviando luz a los hombres para así ayudarles a evolucionar más pronto y con menos sufrimiento.

Ser felices.


Marut.

Bendición disfrazada.



Toda situación se compone de dos partes: un estimulo externo y una respuesta interna. La inconsciencia, la inseguridad y el miedo, nos hacen necesitar que la vida sea como pensamos que ha de ser. Esta actitud nos conduce a sufrir mucho, pues la vida es lo que es, no lo que nosotros queremos, “el hombre propone y Dios dispone”.

La actitud adecuada sería trabajar la respuesta interna, pues sobre esto sí que tenemos el poder para cambiarlo. Desde pequeños hemos desarrollado un abanico de respuestas, para las diferentes situaciones con las que podemos encontrarnos, estas respuestas automáticas salen sin pensar y nos dirigen, sin tener en cuenta cual sería la mejor opción para solucionar en este momento.

Cuando ocurre algo no deseado, nos alteramos, asustándonos, enfadándonos, entristeciéndonos… Es importante darle la vuelta a la situación y sacarle partido, lo que ha pasado no puedo cambiarlo, pero si la respuesta, sabiendo que esto que me está afectando es una “yaga” interna que debo de sanar para que no me escueza mas. La palabra bendición disfrazada a mi me ha servido para localizar mis yagas, situaciones donde surgían mis conflictos, pues son míos y de nadie más. Al darme cuenta de que no tengo delante un problema sino una bendición disfrazada de problema, para indicarme mi “yaga” y así poder sanarla, nos convertimos en alquimistas, trasmutado el plomo, las situaciones malas, en oro, situaciones positivas que nos ayudan a crecer.

No es lo mismo ponerse delante de un problema (que mala suerte, no tengo ganas, no quiero vivir esto…), que delante de un reto (un desafío para desarrollar mis capacidades, superarme y crecer) o sea una bendición para avanzar y no atascarme.
Todas las personas tenemos un gran número de yagas internas, mientras no las curemos, pasará como cuando tienes un corte en un dedo, que parece que todos los golpes vayan justo al corte. No es así, pero como es una zona sensible, cuando la tocamos sentimos dolor. Con las yagas internas, o sea emociones bloqueadas y pensamientos incorrectos, pasa lo mismo, pues son nuestras zonas sensibles activadas por esas situaciones que las despiertan, a esos estímulos disfrazados de problemas que son bendiciones que nos ayudan a darnos cuenta.

Ante una situación que te hace estar mal, date cuenta y repite mentalmente:”Bendición disfrazada”, despertando al alquimista que hay en ti, transmutando el plomo en oro. Cambiando una vida de sufrimientos a una vida de alegrías.

Ser felices.


Marut.

jueves, diciembre 1

Devoción




La devoción es el deseo enfocado en un objeto (cosa, persona, resultado). Una vez que despertamos el deseo sobre algo, nuestra mente pone en marcha sus mecanismos ideando la forma de conseguirlo y finalmente actuaremos a través del cuerpo físico para llevar a cabo ese plan.

Todas las personas somos devotas de algo, para saber cuál es nuestra devoción es importante observar que pensamientos ocupan nuestra mente la mayor parte del tiempo. Si se piensa en cómo unirse con Dios se es devoto de Dios; pensando siempre en cómo ganar dinero, devoto del dinero; si se piensa en mujeres o hombres, excitándose, devoto del sexo; pensar en cómo conseguir reconocimiento, fama o triunfos, se es del éxito; pensar constantemente en el cuidado del cuerpo, para que esté atractivo, devoto del cuerpo; si la mayoría de pensamientos se basan en cómo cuidar a la familia, devoto de la familia…

Ser devoto de una u otra cosa no es malo, lo importante es que las personas tengamos claro cuáles son nuestros auténticos deseos, lo que buscamos en la vida. Si lo que deseas es cuidar de tu familia, pero trabajas tantas horas que no puedes atenderla tendrás conflictos, si por el contrario deseas tener bienes materiales o mantener un nivel de vida, estas siendo honesto contigo, al trabajar tanto para ganar dinero.
Un amigo era muy religioso, había dado votos a su orden mientras vivía ocupándose de sus negocios. Sus leyes mentales le decían que había que hacer buenas acciones, ser honesto y demás. El conflicto surgía en el deseo, pues lo que realmente quería era ganar dinero, que los beneficios de sus comercios aumentara día tras día, o como mínimo que no bajaran. Para que se cumpliera este deseo era capaz de engañar a personas que no conocían los precios de los artículos en promoción, además de otras cosas.

El bakti yoga es la ciencia donde se trabaja la devoción, la capacidad de dirigir correctamente los deseos para que nos dirijan a la meta, evolucionando sin atascarnos ni desviarnos del camino. Dependiendo cuales sean tus deseos tu vida se convertirá en un infierno o en un paraíso. Un dicho dice: Cuando quieras destruir a tu enemigo, pide que se le concedan sus deseos.

El deseo más elevado de todos es el de vivir conscientemente, realizando la autentica naturaleza que somos. “Que todo lo que haya de vivir, lo haga conscientemente. Sin ser manipulado por miedos, tristezas, ira, leyes mentales y demás condicionantes”

De esta manera vamos expresándonos cada vez con mayor verdad y pureza, tomando decisiones más acertadas, conectándose con el presente y viviendo más felices.


Marut.