viernes, marzo 7

Tal como la fresa sabe a fresa, así la vida sabe a felicidad

En primer lugar, la vida es buena; es buena por sí misma; el razonamiento no le hace mella. No se es feliz por viaje, riqueza, éxito, placer. Se es feliz porque se es feliz. La felicidad es el sabor mismo de la vida. Tal como la fresa sabe a fresa, la vida sabe a felicidad. El sol es bueno; la lluvia es buena; todo ruido es música.

Ver, oír, oler, gustar, tocar, toda una seguidilla de felicidades. Incluso las penas, incluso los dolores, incluso el cansancio tienen sabor a vida. Existir es bueno; no mejor que otra cosa; pues existir es todo y no existir es nada. Si así no fuera, ningún viviente duraría, ningún ser vivo nacería. Pensad que un color es una alegría para los ojos. Actuar es una alegría. Percibir también lo es y es la misma.

No estamos condenados a vivir; vivimos ávidamente. Queremos ver, tocar, jugar; queremos desplegar el mundo. Todo ser viviente es como un paseante matutino. […] Ver es querer ver. Vivir es querer vivir. Toda vida es un canto de alegría

Alain  (Émile-Auguste Chartier (1868-1951))

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