En primer lugar, la vida es buena; es buena por sí misma; el
razonamiento no le hace mella. No se es feliz por viaje, riqueza, éxito,
placer. Se es feliz porque se es feliz. La felicidad es el sabor mismo
de la vida. Tal como la fresa sabe a fresa, la vida sabe a felicidad. El
sol es bueno; la lluvia es buena; todo ruido es música.
Ver, oír, oler, gustar, tocar, toda una seguidilla de felicidades.
Incluso las penas, incluso los dolores, incluso el cansancio tienen
sabor a vida. Existir es bueno; no mejor que otra cosa; pues existir es
todo y no existir es nada. Si así no fuera, ningún viviente duraría,
ningún ser vivo nacería. Pensad que un color es una alegría para los
ojos. Actuar es una alegría. Percibir también lo es y es la misma.
No estamos condenados a vivir; vivimos ávidamente. Queremos ver,
tocar, jugar; queremos desplegar el mundo. Todo ser viviente es como un
paseante matutino. […] Ver es querer ver. Vivir es querer vivir. Toda
vida es un canto de alegría
Alain (Émile-Auguste Chartier (1868-1951))
No hay comentarios:
Publicar un comentario