martes, septiembre 2

Disuelve los problemas.


“Toda maldición que es aceptada, se convierte en una bendición.
Toda bendición que no es aceptada, se convierte en una maldición”

Los problemas no existen, los creamos nosotros. El problema surge en nuestro interior, es un conflicto porque no queremos que algo ocurra o exista. Cuando somos capaces de ACEPTAR la situación, el hecho, la persona… desaparece el problema y lo que queda es una situación a resolver. Cuando tienes un problema, durante el tiempo que dura este sean días, meses o años, no te permite vivir, comer o dormir correctamente, ni disfrutar de la familia o amigos.

Cuando tienes una situación a resolver, porque has podido aceptar, durante el tiempo que dura sean días, meses o años, te permite vivir, comer o dormir correctamente, disfrutar de la familia o amigos, a la vez que vas solucionando.

Cuando aceptas, tu mente queda libre para dedicarse a buscar soluciones y crear, construir. Cuando no aceptamos, nuestra mente, está atrapada en el conflicto, en el problema, sin ver más allá. Es como cuando te sale un grano en la cara, solo un milímetro de grano en medio de una cara grande y hermosa, pero al no aceptar que exista ese grano, ¿cuándo te miras al espejo que ves? El grano. Toda la atención la llevas a él, haciéndolo grande, que crezca sin ver el resto de la cara.

Lo mismo nos pasa con aquello que no aceptamos en nuestra vida, tenemos un montón de cosas buenas, amigos, salud, casa, familia… pero todo nuestro pensamiento se centra en nuestro problema, sin poder ver más allá. Un milímetro de problema rodeado de una vida grande y hermosa y nuestra mente atrapada en el problema.

¿Qué es lo que tenemos que aceptar?
- Lo que nos toca vivir, los hechos, lo que existe, lo que es. Situaciones y personas.
- Lo que siento. Rabia, miedo, tristeza…
- Lo que surgirá de esta situación. Puede ocurrir cualquier cosa, tanto lo que mi mente cataloga como malo o bueno.

¿Qué es lo que no hay que aceptar?
Que solo puedo vivir la situación mal, este es un pensamiento totalmente equivocado.

No te resignes, puedes trabajar sobre tus conflictos, suavizándolos, o incluso anulándolos y mientras dure la situación podrás VIVIR con mayúsculas. Tienes el poder de cambiar lo que surja en tu interior, poniendo orden y armonía, de esta manera la situación externa la vivirás bien.

Muy importante no confundir, resignación con aceptación. La resignación es rabia contenida, no quiero esto, no acepto que exista y mientras esté, mi conflicto trabajará para anularlo, recordando constantemente lo que no tengo. Esto genera frustración y falta de autoestima.

La aceptación, por el contrario, permite que exista la situación, el hecho, lo que es y aunque giremos la cara sigue siendo. Al aceptar podemos concentrarnos en la solución, convirtiendo el problema en oportunidad, pues hacemos cosas diferentes con lo que tenemos. Esto genera satisfacción, esperanza y autoestima.

Al aceptar disuelves el conflicto, al quitar el conflicto desaparece el problema, cuando no tenemos problemas surge la paz, desde la paz conseguimos el silencio interno.
Solo en este silencio, puedes sentir quien eres esencialmente, brillando la dicha y el gozo en Dios.

Por favor, sé feliz.
Sergio Cambra.
www.yogui-urbano.com

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